Honduras hace historia con la elección de Xiomara Castro como la primera mujer presidente del país
#WomenLead: un resumen semanal de noticias sobre mujeres en la política
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Honduras hace historia tras una importante elección a fines de noviembre. Xiomara Castro de Zelaya es la primera presidenta de la nación centroamericana. La elección también marca un cambio fundamental en la política del país. La izquierda regresa al poder después de 12 años, un cambio que podría significar un realineamiento en las alianzas globales y la política interna.
Castro era vista como probable ganadora en las encuestas, por lo que los resultados no son una sorpresa. De hecho, en el período previo a las elecciones, muchos la vieron como la única esperanza de progreso en el país.
Para Castro, la victoria llegó después de más de una década de lucha política. Su esposo, Manuel Zelaya, fue electo presidente en 2005, pero su gobierno fue derrocado en un golpe militar en 2009 y él fue forzado a salir del país. A partir de entonces, ella estuvo activamente involucrada en las protestas antigolpistas y llegó a competir en las encuestas presidenciales de 2013.
Muchos la han visto como una representante de su esposo, según un reporte de Associated Press. “Es una figura fabricada para llenar la necesidad política de Manuel Zelaya”, dijo un profesor a la agencia noticiosa en 2013. Sin embargo, ella era popular y las encuestas de la época la mostraban por delante en la carrera por la presidencia. Pero cuando llegaron los resultados, terminó segunda y Juan Orlando Hernández fue declarado ganador. Castro dijo que los resultados habían sido alterados y miles de personas salieron a las calles para mostrar su apoyo hacia ella. Pero el resultado no cambió.
Sin embargo, en 2021, la historia es diferente. Los resultados preliminares mostraron que Castro había ganado por un cómodo margen. Su equipo ya está elaborando un plan de trabajo y en la agenda de los primeros 100 días están la reducción de la pobreza, la reactivación de la economía, la reestructuración de la deuda, las reformas fiscales y la revisión del presupuesto, según un reporte de La Prensa.
Castro también ha dicho anteriormente que quiere despenalizar el aborto y, por lo tanto, su elección como presidenta podría significar una gran diferencia para las mujeres en el país en varios sentidos.
Honduras es uno de los pocos países con una prohibición total del aborto, incluso cuando un embarazo conlleva un riesgo para la vida de la madre, o es consecuencia de una violación, o incluso si el feto tiene algunas anomalías en su desarrollo. De hecho, la prohibición es tan extrema que las píldoras anticonceptivas de emergencia no están permitidas en el país.
Debido a la prohibición, cada año se realizan en el país entre 51,000 a 82,000 abortos de forma no segura, según expertos en derechos humanos.
A principios de este año, el gobierno hondureño de Hernández modificó la Constitución para consagrar esta prohibición del aborto en la propia Constitución, y dificultar su flexibilización en el futuro. De modo que el trabajo de Castro no va a ser fácil.
La elección de Castro también tiene importancia más allá de las fronteras del país: es la única mujer jefa de gobierno en toda la región latinoamericana en la actualidad. De hecho, su elección pone fin a la ausencia de mujeres presidentas en América Latina, dice Jennifer Piscopo, presidenta del Departamento de Política en Occidental College, California, en los Estados Unidos.
“América Latina no ha tenido una mujer presidenta desde 2018 cuando terminó el mandato de Michelle Bachelet en Chile”, dijo Piscopo a #WomenLead. “En un momento, la región tenía cuatro: Laura Chinchilla en Costa Rica, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Dilma Rousseff en Brasil y Bachelet. Aunque no todas las presidentas en América Latina provienen de partidos de izquierda, el giro hacia la derecha de la región, que se aceleró alrededor de 2015, ha reducido las oportunidades de acceso de las mujeres a la presidencia". El trabajo de Piscopo se centra en asuntos de representación, de género, y en las instituciones legislativas en América Latina.
Castro tiene mucho en común con algunas de sus predecesoras recientes en la región, observó Piscopo:
"Al igual que sus recientes predecesoras Bachelet, Rousseff y Fernández, procede de un partido izquierdista y trae promesas de inversión social a un país pobre asediado por la corrupción, la inestabilidad y la violencia…
“… La elección de Castro sigue algunos patrones familiares: ella proviene de una familia política y una crisis proporcionó un momento en el que los votantes querían un cambio y respaldaron a una mujer. Su victoria es importante para la democracia hondureña, ya que su oponente parecía dispuesto a continuar con la corrupción, el fraude y el comportamiento autoritario del gobierno saliente.
“De esta manera, ella representa el conocido planteamiento de las feministas latinoamericanas de que 'sin mujeres no hay democracia'”.
Si bien tener a una mujer en lo más alto de la esfera política es definitivamente un gran paso adelante para el país, aún queda mucho terreno por recorrer. La representación de las mujeres en la política hondureña está muy lejos de la paridad. Mientras que las mujeres representaron el 21 por ciento del congreso nacional saliente, la proporción es del 26 por ciento entre los elegidos en las encuestas recientes según un informe de La Prensa. En las últimas décadas se han introducido reformas para lograr la paridad, pero el progreso ha sido lento. ¿Tener una mujer al mando aumentaría la representación en todos los ámbitos? ¡Ojalá que sí!
Originalmente publicado el 5 de diciembre de 2021. Traducido por estudiantes del “Proyecto de traducción de noticias para comunidades latinas”: Marisela Arias, Gisselle Barroso, Elias Domínguez, Rosy de Jesús, Carmen Ortíz, Airam Gracesqui, Oriela Honorio, Camila Jiménez, Katheryn Pena, Darleny Tejada, Leiny M Thomas, Leslie Maduro, Lilibeth Mendieta, Lucero Martínez, Jennifer Mejía, Chrismaily Cruz, Odalis Reyes, Keishla Torres, Kiefer Rosado Cuevas, Stephanie Salas y Lissette Ventura, con edición de la profesora Lidia Hernández Tapia.